En lo más profundo de la jungla, cerca de una catarata, vivía Tarzán con su hija Tarzana. Un día Tarzán reunió a todos los animales y jefes y jefas de las tribus porque tenía que decirles algo muy importante. Tarzán les dijo:
“Ya es hora de que alguien me sustituya. Me estoy haciendo mayor, estoy perdiendo fuerza y me resbalo en las lianas. Además no puedo gritar como antes. (Tarzán intenta lanzar un grito que le provoca tos) ¿Veis?”
ANIMALES: - ¿Qué pasará ahora? ¿Quién se encargará de protegernos? La tradición manda que sea tu hijo quién ocupe tu lugar, y tú sólo tienes una hija.
TARZÁN:
- ¿Y qué hay de malo en ello? ¿Acaso Tarzana no puede hacer lo
mismo que yo? Ella mejor que nadie conoce la selva porque siempre me
ha acompañado allá donde he ido.
Tras discutir mucho, el Consejo de la jungla decidió que sería mejor hacer un concurso y quién superara todas las pruebas, sería en nuevo Tarzán, además de poner su nombre a las cataratas de la jungla.
ANIMALES: - Por supuesto, Tarzana puede presentarse... ¡Ya veremos si es tan buena como dices!
Cuando Tarzán llegó a casa,contó lo sucedido a su hija Tarzana, quien se sorprendió mucho:
TARZANA: ¿Cómo?¿Que tendré que superar unas pruebas para poder proteger la jungla? Papá no lo entiendo. Llevo toda la vida protegiendo la jungla, y es algo que sé hacer mejor que nadie. ¿Y todo porque soy una chica? ¡Pues se van a enterar de quién es Tarzana!
Mientras tanto, el Consejo de la jungla se reunió para poder preparar las pruebas... pruebas que, según ellos, nunca podría superar Tarzana.
Y llegó el día del concurso. La primera prueba consistía en conseguir el fruto más exótico del árbol más alto de la jungla. El rey de los monos pensaba que esa prueba sólo la pasaría Mandrilo, el mono más ágil.
Tarzana dio un brinco y para sorpresa de todos fue más ágil que Mandrilo. Además conocía más que nadie los árboles de la selva.
TARZANA: - ¿Viste papá? Yo lo iba superar como lo dije.
TARZÁN: - ¡Estoy muy orgulloso de ti hija! Yo sabía que tú podías.
En la segunda prueba tenían que cruzar nadando el Lago del Príncipe Ceniciento. Los favoritos eran: el cocodrilo Dientes Largos, la piraña Muerdetodo y Aitor el castor.
Todos los animales que participaban vivían en el agua, y estaban acostumbrados a nadar. Como Tarzana conocía muy bien a todos los animales y era bastante lista, usó dos grandes hojas que se colocó en los pies y así pudo nadar más rápido.
El comentario general era que había sido cuestión de suerte.
La tercera prueba era una de las más duras, porque las y los concursantes debían demostrar fuerza y rapidez, ya que tenían que conseguir el trozo de hielo más grande de las montañas de la Maga Luna.
ANIMALES: - Esta prueba no podrá superarla casi nadie. Hay que ser tan fuerte como un elefante y tan veloz como una liebre. No existe nadie así.
Pero se equivocaban. Tarzana estaba acostumbrada a subir a la montaña y recoger hielo para que su padre preparara ese granizado de papaya que tan bien le salía. Se pueden imaginar la cara de todos, cuando Tarzana bajó con el trozo más grande de hielo que jamás habían visto. Tan grande era que nuestra heroína pudo preparar granizado de papaya para casi toda la jungla (excepto para la tortuga que era diabética).
TARZANA: - ¡Papá he superado la tercera prueba! Me falta una para proteger la jungla.
TARZÁN: - ¡Esfuérzate en la prueba final!
¡TENÍA QUE HACER LLOVER!
Mandrilo bailó durante 5 minutos, e inmediatamente comenzó a llover. Pero resultó ser un amigo el chimpancé con una regadera el que echaba agua desde el árbol más alto de la jungla.
El cocodrilo Dienteslargos también lo intentó, pero el jefe del Consejo descubrió que lo que hacía era golpear un gran charco con su cola y salpicar agua para todos lados.
Koki Bongui, el hijo del jefe de la Tribu de la llanura verde, realizó una danza para llamar a la lluvia, pero en lugar de decir YIN BE (que quería decir agua) dijo KIN BO (que significaba sol en su idioma) y durante 2 días no se pudo salir a la jungla del calor que hacía.
Y así llegó el turno de Tarzana, que tan solo contó, pero lo hizo tan mal, tan mal, tan mal... que no paró de llover en 3 días. Hasta las ranas tuvieron que usar flotadores para no ahogarse. (canta Tarzana)
Y esta es la historia de Tarzana, de cómo una niña consiguió ser la protectora de la jungla y de cómo las cataratas llevan su nombre.
A partir de ese día todas las personas y criaturas de la jungla tuvieron las mismas oportunidades.
¡Ah, se me olvidaba! Desde ese día Tarzana recibe clases de canto del Profesor Ruiseñor.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.